lunes, 26 de octubre de 2009

Reseña (1): Del amor y otras desgracias.




Opinión personal:
Es un libro que se lee rápido, practicamente no tiene diálogo, está todo contado por la protagonista, Jana, en primera persona y como si se tratase de un diario.
Hay veces que la historia me ha llegado a poner nerviosa..
Por una parte tenemos a Jana: La inocente, la que cree que el amor tiene que ser perfecto, la que quiere estar bien con todos, la que está ciega y no se da cuenta de las cosas, la que comete errores, la que llora y vuelve a llorar, la chica joven, la del pelo corto y luego la del pelo largo, la que escucha a sus amigas, la que intenta ser feliz, la que al final abre los ojos, la que está perdidamente enamorada...
Por otra a Rudi: El mejor amigo, el de toda la vida, el comprensivo, el sensible, el que solo quiere que Jana sea feliz, el que al principio es tímido, el romántico, el de siempre, el que no es capaz de enfadarse más de un día, el que siempre está ahí cuando lo necesitas, el simpático, el gracioso, el que está dispuesto a tenederte una mano si lo necesitas...
Y luego Jonathan: El novio, el guapo, el atractivo, el orgulloso, el creido, el celoso, el dulce, el cariñoso, el que se esconde tras una apariencia segura, el que en el fondo es tímido, el que toca el piano, el que se preocupa demasiado por la selectividad, el que siempre se enfada, el que se deja influir, el que no sabe lo que siente, el de la primera vez...
Y ahí tenemos el lío amoroso que enreda toda la trama, mas luego una boda, un accidente, y unos compañeros de piso un tanto insoportables.
En definitiva, aunque han habido veces en las que he pensado: ¡Es tonta! o ¡la estrangularía! La verdad es que ha servido para entretenerme en estos días de lluvia.






- ¡Desaparece, perro ciego, imbécil, o te convierto en
salchicha! ¡Venga, esfúmate, perro sarnoso!
Pero él parecía tener la misma
racha masoquista que Kiki. No parecía sentirse en absoluto ofendido. Cuando
conseguí ponerme en pie, el perro empezó a saltar sobre mí alegremente.
- ¡Oh, no, Dieter! ¿Te ha pasado algo? Todo está bien, Dieter. - un chico le
acariciaba la cabeza al perro mientras murmuraba. - No pasa nada, Dieter. Sí,
Dieter, está bien.
El chico era igual que Mark Owen, con los mismos ojos
azules brillantes y el pelo castaño. Aunque no se esforzó precisamente en
derrochar su encanto.
-¡Tú estás algo tarada yendo así en bicileta por aquí!
¡Has tenido suerte de que no le haya pasado nada a Dieter!
- ¡Tú eres el que
no está bien de la cabeza! ¡Casi me rompo el cuello por culpa de tu chucho!
- Si no sabes montar en bicicleta, no lo hagas. Venga, Dieter, nos vamos.

0 comentarios: