- Alicia no, no lo hagas. No lo hagas ¿me oyes? - él se acercó a ella con cuidado y la mano derecha extendida, dando pasos pequeños y aguantando la respiración - No merece la pena. No manches tus manos de sangre por esto.
Pero ella parecía no escucharle, parecía haberse tapado los oídos con mil manos invisibles. Sus ojos color miel estaban perdidos, no enfocaban al hombre que tenía delante y que tanto daño le había hecho. Alicia miraba más allá, con la expresión carente de sentimientos. Había aprendido a guardase las cosas dentro de sí y a no sentirlas. Había aprendido a no llorar y a que no le temblara la mano ante nada; y eso Jack lo sabía. Jack comprendía a Alicia más de lo que ella creía, entendía su forma de ser y como veía el mundo, y quería protegerla, apartarla del camino del error; pero igual era demasiado tarde…
Alicia soltó una risa fría y observó al chico que estaba tendido en el suelo, apretó con fuerza la pistola entre sus manos y sintió como el sentimiento de venganza destrozaba sus barreras y hacía estremecer todo su ser. Hacía tantísimo tiempo que no sentía nada que sus ojos se abrieron de golpe y su respiración se volvió agitada. Y de pronto: miedo, dolor, sufrimiento, tristeza, odio… todo lo sentía en cada una de las partes de su cuerpo y le hacía daño, mucho daño.
Sin querer soltó la pistola, que cayó al suelo con un sonido sordo, y solo entonces sintió la presencia de alguien más en la azotea. Se giró y antes de que pudiese reaccionar Jack la envolvía entre sus brazos y ella lloraba, lloraba como nunca.
- Alicia, Alicia.. - Jack la cogió en brazos con delicadeza y aspiró su olor a flores. - Vámonos a casa Alicia.
Y ella asintió sin mirar atrás, comprendiendo que no merecía la pena vengarse si había encontrado a alguien para ella y, dejando atrás al hombre causante de su dolor y una pistola.
3 comentarios:
No sé si me da más pena el verdugo o la víctima en este caso. Creo que un poco más la pobre Alicia.
Saludos subterráneos.
¿Eres la autora? Es precioso, me ha encantado ^^
Besos sabor dulce.
Olvidarse de sentir nunca es bueno y llorar es la mejor manera de hacerlo. Parece que Alicia lo acaba entendiendo.
Me gusta.
UN beso(:
Publicar un comentario